Lectura: Salmos 139:1-12,23-24

Estás en momento del amanecer, haciendo tus ejercicios. ¡No vas a dejar que tu corazón se debilite!  Te has propuesto perder un poco de grasa con tu dieta.  Te haces controles periódicos de colesterol.  Y haces ejercicio cuatro veces a la semana para mantener tu sistema cardiovascular en condiciones óptimas.

Pero tú has dejado que tu corazón espiritual se debilite.  Vives preocupado por lo temporal, por lo que has descuidado lo eterno.  Rara vez lees la Biblia. Tus oraciones son listas de peticiones a Dios para hacer que tu vida sea más cómoda y libre de dolor. En el momento en que sales por la puerta de la iglesia luego del sermón, no puede recordar lo que el predicador dijo, debido a que estabas pensando en otra cosa.

Si esto te describe, es el momento de entrar en un programa de cuidado especial del corazón espiritual. Comienza donde inicio David (un hombre conforme al corazón de Dios) ve el Salmo 139,  reconoce que Dios sabe todo acerca de tu corazón. Continúa en el Salmo 51:10: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio y renueva un espíritu fiel dentro de mí.” Y el resultado es la oración del Salmo 19:14: «Que las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón sean de tu agrado, oh Señor, mi roca y mi redentor.”

1. El cuidado de su cuerpo tiene sentido, pero tiene aún más sentido el ganar salud espiritual gracias al caminar diario con el Señor. ¡Es un programa de ejercicios con valor eterno!

2. Para mantenerte espiritualmente en forma, sigue caminando con el Señor.

NPD/DCE