Lectura: Juan 5:31-44

Las multitudes pueden ejercer un control inimaginable sobre un individuo.  Esto ha sido comprobado por múltiples estudios y medios de comunicación. Por ejemplo, un reportaje contaba la historia de un artista de circo, quien tenía uno de los mejores y llamativos actos del show y era llamado la “bola de cañón”.  Él calculaba que durante su larga vida en el circo, había sido lanzado del cañón unas 1200 veces.  Cuando le preguntaron sobre la razón por la cual realizaba este acto tan peligroso, él rápidamente respondió: “¿Sabe lo que es sentir el aplauso de 6.000 personas?  Por eso lo hago.”

A muchos líderes religiosos de la época de Jesús, también les encantaba oír la aprobación de las multitudes que los reconocían como sus guías.  Eran religiosos en todas las áreas de sus vidas, creían y muchas veces fingían poseer la verdad, literalmente caminaron por el escenario de la historia humana, vestidos con su propia justicia, más sin embargo rechazaron al Señor y no le reconocieron.

Por así decirlo, caminaron sobre bloques de hielo que se derretían al calor del fuego de sus propias mentiras, y no les importó enfrentar la condenación eterna al rechazar al Señor, ya que estaban más preocupados por recibir honor de los demás, que por la aprobación divina (Juan 5:44).

¿Cuánto pesan en tu vida las opiniones de otros, sobre lo qué haces y porqué lo haces?  ¿Te importan tanto sus juicios, que serías capaz de rechazar los principios divinos para nuestro tiempo que encontramos en la Biblia?, si esto es así debes reconsiderar tus decisiones.

  1. Toma el camino de la sabiduría, lee la Palabra Dios, habla con Él y comparte con otros lo que has aprendido.

 

  1. La aprobación de Dios vale mucho más que el aplauso del público.

 

HG/MD

“Escudriñen las Escrituras, porque les parece que en ellas tienen vida eterna y ellas son las que dan testimonio de mí.” Juan 5:39