Lectura: Efesios 6:1-9

Uno no tiene que conocer a un hombre personalmente para saber la clase de padre que es.   Basta con escuchar la manera en que sus hijos se refieren a él.

El respeto que los hijos tienen por sus padres puede ser un buen indicador de cuánto respeto merecen. Uno de los diez mandamientos es honrar a padre y madre (Ex.20:12). Pero, ¿cuántos padres son dignos de honor?

No puedo imaginarme una tragedia mayor en la vida de un padre, que perder el respecto de sus hijos. Un padre se sentiría el hombre más humillado de la tierra si sus hijos se avergonzaran de él. Pero nada haría latir con más fuerza el corazón de un padre, que alguno de sus hijos le señalara en una multitud y dijese con orgullo: “Ese es mi padre”.

Una buena prueba para saber si uno es un padre respetado por sus hijos es preguntarse a uno mismo: “¿Querría que mi hijo fuese lo que soy?, ¿que hiciese lo que hago yo?, ¿qué fuese a donde voy yo?

Padres, recuerden que nunca antes en la historia han necesitado más sus hijos el interés y la atención íntegros de padres amorosos como en estos días en que vivimos una atmósfera moral y espiritualmente contaminada.

Con la ayuda de la fortaleza y sabiduría de Dios decide ser la clase de padre cuyo hijo esté orgulloso de decir: “Ese es mi papá”

  1. Un buen padre se gana el respeto de sus hijos.
  1. Un buen padre es un imitador de Cristo.

NPD/MDH