Lectura: Salmos 90

Cada vez que se acerca la fecha de nuestro nacimiento, pensamos muchas veces inconscientemente en un asunto, que en más o en menos medida, le interesa a todo el mundo, aunque ciertamente le preocupa más a los que han alcanzado cierta edad.

El asunto al que me refiero es a envejecer. Lo interesante, es que este es, un proceso natural en la vida de todos los seres que vivimos, y cada uno de nosotros enfrenta el mismo panorama ineludible, y sin embargo todos lo manejamos de una manera diferente. Todo depende de nuestra perspectiva.

Nuestra vida es muy pasajera, como lo señalo el autor de Salmos 90, de forma evidente en el verso 10: “¡Setenta son los años que se nos conceden! Algunos incluso llegan a ochenta. Pero hasta los mejores años se llenan de dolor y de problemas; pronto desaparecen, y volamos.”

Puesto que esto es cierto, necesitamos la clase de actitud que mostró el poeta Robert Browning cuando escribió: “¡Envejece conmigo! Aún falta lo mejor, lo último de la vida, para lo cual se hizo lo primero”. La vida es acumulativa, decía Browning, y cada uno de nosotros es un fundamento para el mañana.

Para usar nuestros días debidamente necesitamos desarrollar un concepto positivo del paso del tiempo. En el Salmo 90 aprendemos que una perspectiva correcta de la vida incluye una búsqueda de sabiduría (Salmos 90:12), una dependencia de la misericordia de Dios (Salmos 90:14) y la solicitud del favor de Dios (Salmos 90:17).

  1. A medida que mantengamos una perspectiva correcta con Dios a nuestro lado, disfrutaremos del paso del tiempo.
  2. Lo que serás mañana dependerá, de las decisiones que tomes hoy.

NPD/JDB