Lectura: Lucas 16:1-13

Un empresario de servicios fúnebres en Forest Lawn Cemetery en California le contó al autor Gilbert Beers acerca un hombre que hacía algunos años había gastado $ 200,000 en su propio funeral.  El hombre estaba separado de su mujer y sus hijos, amargado malgastó todo su dinero en su propio entierro y no les dejó nada.

Debido a que el ataúd y otros gastos ascendían a sólo $100,000, ordenó que los restantes $100.000 los destinarán a orquídeas.   Sólo tres personas asistieron a ese funeral.  Este fue un ejemplo de un retorcido sentido de los valores.  ¡Qué desperdicio de dinero que se pudo haber sido utilizado para ayudar a los necesitados o para apoyar una buena causa! ¡Y qué buena lección podemos aprender de esta locura egocéntrica!

Todos tenemos que preguntarnos si estamos desperdiciando los recursos que Dios nos ha confiado en cosas sin valor. Si es así, tenemos que prestar atención a lo que Jesús dijo en Lucas 16:9: “Por eso les digo que se valgan de las riquezas mundanas para ganar amigos, a fin de que cuando éstas se acaben haya quienes los reciban a ustedes en las viviendas eternas.”(NVI).

Cuando utilizamos nuestros recursos para beneficiar a los demás, y sobre todo para comunicarles el evangelio a ellos, cosechamos dividendos eternos.  Algún día ellos podrán estar en la puerta del cielo para darnos la bienvenida. Vamos a ser buenos administradores de lo que Dios nos ha dado.

1. Si hemos sido bendecidos con riquezas, debemos ser ricos en misericordia; Dios quiere que seamos generosos, con el fin de enseñarnos de que Dio da muchas bendiciones, sin nosotros merecerlas, y que estas son para compartirlas con otros.

2. Las riquezas tienen valor eterno cuando las usamos para bendecir a otros.

NPD/VCG