Mártires de la Fe

Milon G.- Bangladesh – 1996

La enfurecida multitud iba gritando mientras seguían al solitario ciclista: «Si te volvemos a ver, te cortares los pies.  ¡A ver si entonces puedes montar en bicibleta!»

Esta no era la primera vez que Milon G. habia sido amenazado por enfurecidos grupos de musulmanes.   Pero tales amenazas no han podido apagar el celo que siente por llevar la Palabra de Dios a su gente.

«Viajo a las aldeas en mi bicicleta llevando literatura cristiana.  Cuando llueve, sostengo un paraguas con una mano, y con la otra manejo la bicicleta.  A menudo me caigo y me ensucio de lodo y recibo mis rasguños.  En las noches, uso una linterna para alumbrar el camino.  Mientras viajo, voy cantando salmos.  Los cristianos con los que me encuentro no tienen una frasada adicional, así que trato de regresar y dormir en mi casa».

Milon era tan sólo un adolescente cuando un amigo le obsequió unos tratados evangelisticos.  «Los escondí en mi cuarto, en un baúl de acero.  De noche, tomaba mi llave, abría el baúl, y los leía a la luz de una lampara de petróleo.  Por haber estudiado en una escuela musulmana fundamentalista conocía sobre Jesús tal y como es mencionado en el Corán, pero no lo conocía como el Salvador.  Acepté a Jesús en el año 1992, y fui bautizado en secreto a unos 400 km de distancia. de mi hogar».

Desde entonces, Milon ha sido perseguido por los musulmanes.  «Yo vendía ropa en el mercado local, y había comenzado a colocar algunos libros cristiano en mi tienda.  Cuando los hombres musulmanes se enteraron de esto, estraban a mi tienda y tomaban camisetas, pantalones y calcetines de los estantes y se los llevaban sin pagar.  Si les pedía dinero, me amenazaban con darme una paliza.  Cada vez que alguien se interesa en los libros, le doy uno».

Milon dice: «Estamos atravesando por muchos problemas, pero tenemos al Señor Jesús con nosotros.  Por medio de Él tenemos paz, y la esperanza de que al morir iremos al cielo».

«Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto»  2 Cor. 3:4-6 Apostol Pablo, martirizado en Roma –  aprox.65 d.C.

Tomado del libro: Locos por Jesús, pags. 89-90.