Lecturas del día: Lucas 23:27-32.

Era normal dentro de la cultura judía, contratar a “dolientes” profesionales, comúnmente mujeres que lloraban y gritaban el nombre del difunto en las ejecuciones importantes; en este caso no se nos dice que fueran parte de sus discípulos, pues la advertencia sobre ellas es fuerte y condenatoria.

“No lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos”. Jesús les declara una advertencia profética, esas lágrimas tan sólo serían el principio, estaban rechazando al Mesías y las cosas no mejorarían, su decadencia iría de mal en peor hasta provocar su rechazo con el apedreamiento de Esteban, quien estaba lleno del Espíritu Santo.  El sitio militar por parte de los romanos en el año 70 d.C., haría que muchas mujeres vieran a sus hijos morir de hambre, y si sobrevivían serían vendidos como esclavos, según el relato del historiador Josefo.

Jesús hace una última advertencia, “porque si esto se hace cuando el árbol está verde, ¿qué no sucederá cuando esté seco?; Jesús quería que entendieran que su idilio con Roma acabaría, si le hacen esto a un inocente, imaginen lo que harán con ustedes que son carentes de amor como un árbol seco.

  1. Las lágrimas de estas mujeres posiblemente eran falsas o provocadas por el dolor de la pérdida del ser amado, mas no tienen trascendencia, “la tristeza que proviene de Dios produce arrepentimiento que lleva a la salvación, mientras que la tristeza del mundo produce la muerte.” (2 Cor. 7:10).
  1. Hoy es un buen día para que inicies todo de nuevo, deja de llorar, en Cristo hay esperanza de una futura vida eterna.

MD/HG

Jesús: No lloren por mí. “Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos.” Lucas 23:28.

Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic.