Mártires de la Fe

Mira  Jacali – Mymensingh, Bangladesh – 1997

Las treinta familias cristianas se encontraban de pie frente a la mezquita rodeados por quinientos musulmanes.  «Será mejor que se aparten y de conviertan al islamismo otra vez», les gritaba la multitud.  «Si lo hacen los ayudaremos».  Pero sino lo hacen: «los golpearemos».

Mira Jarali y su familia permanecieron de pie junto a los demás.  Todos éramos ex musulmanes recien convertidos al cristianismo, cosa que les causaba enojo», dijo él.  «Los cristianos de segunda generación no les causaban tanto enojo como nosotros».

Esa mañana, cada creyente, incluyendo mujeres y los niños, tuvieron que pararse por cuatro horas frente a los líderes musulmanes, mientras cada famiia era interrogada.  Cuando le llegó el turno a Mira de presentarse ante el tribunal, dijo: «En su religión, no hay salvación, ni hay esperanza para ir al cielo.  Tengo a Jesús, y ahora estoy completo. Ahora Cristo Jesús ha perdonado todos mis pecados y tengo la esperanza de ir al cielo».

Después del juicio, se le prohibió a todas las familias cristianas sacar agua del pozo que había en la aldea.  Desde ese día en adelante, tenían que traer el agua cargada desde kilometro y medio de distancia a pie.  Entonces los aldeanos acusaron a Mira y a varios otros de robar agua.  «Los policias me golpearon, me patearon y me encarcelaron por treinta días.  Estuve amarrado de espaldas a otro creyente.  Por cuatro días nos golpearon y luego nos metieron en una celda junto a sesenta priosioneros musulmanes».

Los prisioneros musulmanes  se compadecían de nosotros.  «Es bueno que ustedes sean cristianos» le decían  a Mra.  «La vida cristiana es buena.  Los musulmanes no tienen paz están peleando unos con otros».

Las tierras de Mira fueron confiscadas por el líder musulmán de la aldea, a pesar de que la esposa de Mira estaba esperando un bebé.  Varios miembros de su familia fueron golpeados varias veces.  Cuando salen a caminar por la aldea, la gente les arroja lodo.  Los cristianos también han sido atacados en su pequeña casa-iglesia.  Y aunque todos son nuevos creyentes, el duro trato que reciben no los aparta de su fe.

«Damos gracias a Dios porque estas cosas no pueden destruir nuestro espíritu».  Mira dijo: «Jesús nos dijo que sólo estabamos por una breve temporada.  Tenemos la vida eterna, y estaremos con Él en el cielo.  Él se encargará de todo esto».

Tomado del libro: Locos por Jesús, pags. 264-265.