Lectura: Gálatas 5:13-26

Como es bien sabido, uno de los inventos más importantes que nos dejó el siglo pasado fue la red de redes, internet. Por medio de su inmenso contenido y utilizando unas cuantas teclas, podemos viajar al otro lado del mundo y ver por medio de sus innumerables cámaras en línea, el nacimiento de un nuevo día en Australia, las maravillas de la sabana africana, o las obras de arte de uno de los tantos museos que han abierto sus exhibiciones para que puedan ser apreciadas por medio de diversos medios digitales; también podemos descargar la receta del postre que disfrutamos en alguno de nuestros viajes, o saber las estadísticas del equipo deportivo favorito.

Por supuesto no todo es bueno, también la red de redes es una puerta para actividades pecaminosas, que van desde la violencia, pornografía, inmoralidad, estafas, entre otras muchas cosas terribles.  Tanto las cosas buenas como malas de internet están disponibles las 24 horas del día los siete días de la semana.

Es una lástima que a los creyentes muchas veces se nos olvida que también contamos con un servicio con la mejor disponibilidad, con contenidos siempre seguros, que no tiene costo, y sobre todo que mora en nuestros corazones; nos referimos al Espíritu Santo quien nos guía en cada etapa de nuestra vida y tiene el complemento perfecto del mapa de ruta: su Palabra Viva, la cual nos capacita para identificar lo que realmente es bueno, y marca el rumbo de nuestro camino, al mismo tiempo que nos indica por donde no debemos ir.  No olvidemos que a diferencia de los servicios web, la oración tiene una conexión con el Creador que nunca falla, no importa la condición ni el lugar donde estemos.

  1. Tanto el mundo como la internet tiene lugares que debemos evitar. Procuremos andar diariamente en el Espíritu, apoyándonos en su Palabra, conectados siempre por medio de la oración, y en comunión con otras personas que también desean que Dios sea el quien dirija su vida.
  2. El Espíritu Santo, está siempre presente para ti, no lo olvides.

HG/MD

“Digo, pues: Anden en el Espíritu, y así jamás satisfarán los malos deseos de la carne”. Gálatas 5:16