Lectura: 2 Corintios 11:24-12:10

Muchos de los que tenemos automóviles hemos sufrido con alguno de ellos. En ocasiones compramos un auto semi-nuevo (nuevo termino para un auto con poco uso o “casi nuevo”) lo compramos con ilusión y no pasan más de seis meses cuando lo tenemos que llevar al taller, muchos autos pasan su vida sin conocer el taller por desperfectos, pero otros están destinados a crujir, descomponerse, averiarse, descolorarse, en fin conocer todo lo que los talleres pueden ofrecerle a un cliente.
En un sentido, muchos de estos automóviles, poseen más partes nuevas que su edad real de fabricación.

Esto me hace recordar el siguiente pasaje: “Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse. Así que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará nada.” – Santiago 1:2-4 (NTV)

Según estos pasajes los creyentes que parecen tener vidas más complicadas, tienen una mayor bendición que los otros, es más deben sentirse más satisfechos.  Aunque ninguno de nosotros pediría a propósito tener problemas o los desearía, la Escritura indica que nuestras luchas nos hacen más fuertes.

Miremos el ejemplo de Pablo en 2 Corintios 11, el apóstol hizo una lista de las cosas malas que le habían ocurrido mientras servía a Dios. En el capítulo 12 se menciona el “aguijón en la carne” que lo aquejaba. Pablo no se quejaba por esta situación. Él estaba señalando que la fuerza de Dios se evidencia mejor cuando somos débiles y mostramos nuestra dependencia de Él.

1. Al igual que Pablo, cuando estemos golpeados por la vida (esto no aplica a los problemas atribuibles a nuestras malas decisiones), debemos alegrarnos, a su vez esto debe hacer que estemos  más conscientes de nuestra fragilidad como humanos y entender que tan sólo con la ayuda de Dios, podremos sobrellevar estas cargas.

2. Dios permite pruebas en nuestras vidas, no para perjudicarnos sino para mejorarnos.

NPD/DB