Lectura: Salmos 66:1-10

«Sigue viajando. Sigue . . .» cantaban los adolescentes del grupo Coral de Dayspring. Acababan de cantar las primeras cinco palabras de su concierto por la noche cuando todo se oscureció. Toda la energía se había ido.

Bueno, no toda la energía. No la verdadera energía.

Los estudiantes siguieron cantando. Se encontraron linternas para alumbrar al grupo coral mientras cantaba todo su repertorio sin acompañamiento.

A la mitad del concierto, la directora, mi hija Lisa, le pidió a la congregación que cantase junto con el grupo coral. Fue un momento en que se nos puso la carne de gallina cuando el nombre de Dios fue elevado en esa iglesia a oscuras. La palabra «Aleluya» nunca pareció tan celestial.

Antes del concierto, todos habían trabajado duro para asegurarse que todo el equipo eléctrico estuviera funcionando. Pero lo mejor que pudo suceder fue que la energía se fuera. Como resultado de ello, el poder de Dios se resaltó. La luz de Dios, no la luz eléctrica, brilló a través de todo. A Jesús fue dada toda la alabanza.

Algunas veces nuestros planes se vienen abajo y nuestros esfuerzos no son suficientes. Cuando suceden cosas que no podemos controlar, debemos «seguir viajando» y recordar de dónde viene el verdadero poder para la vida piadosa y la verdadera alabanza. Cuando nuestros esfuerzos fallan, necesitamos seguir alabando y elevando a Jesús. De todos modos, se trata de Él.

  1. Canta a tu Señor, no importa si tienes una voz bella o una voz no tan afinada.
  2. Recuerda se trata de Él y no de ti.

NPD/JDB