Lectura: Juan 9:1-12

 

Este es el único milagro relatado en los evangelios donde se nos dice que la discapacidad era de nacimiento.  Al pasar al lado de este hombre ciego los discípulos le preguntan: ¿quién pecó, él o sus padres?, pues tenían en ese tiempo la idea extraña entre los judíos de que la enfermedad de una persona podía deberse a un pecado que hubiera cometido antes de nacer, lo cual no es bíblico (Mateo 18:3; Lc. 18.15-17), y la otra razón era atribuible a un factor hereditario, donde los padres de alguna forma eran los culpables. (Ex.20:5).

 

Pero ninguna de estas razones era correcta; este hombre había nacido con una discapacidad para que la obra de Dios fuera manifestada en él. No debemos caer en el error de culpar a Dios por todas las desgracias de la humanidad, la culpa radica en el pecado heredado y en la maldad del ser humano; y la solución para ello la encontramos en Jesús; mientras Él estuviera presente entre ellos, podían acceder directamente a la luz del mundo.

 

Luego de hacer barro con su saliva, lo cual había hecho con el sordo mudo  (Marcos 7:31-37);  Jesús lo envía a lavarse en el estanque de Siloé, el cual estaba situado al sudeste de Jerusalén y era alimentado desde un manantial, por medio de un túnel de medio kilómetro (el túnel de Ezequías); recordemos que el agua que se sacaba para la fiesta de los tabernáculos provenía de ahí.

 

En el pasado, el nacer con algún tipo de deformidad era prácticamente una sentencia a mendigar toda su vida, es por ello que el cambio que experimentó este hombre fue tan dramático para él, también todos nosotros tenemos una condición que nos acompaña desde que nacemos, se llama: pecado y la solución sigue siendo la misma con el resultado tan dramático como el que experimentó esta persona que había nacido ciega. La solución es creer que Jesús pagó el precio de muerte que pesa sobre el ser humano a causa del pecado y que al resucitar le quitó a la muerte su aguijón, ofreciéndonos vida eterna por medio de Él.

 

  1. El que sigue ofreciendo gratuitamente la solución para tu problema con el pecado se llama: Jesús.

 

  1. Da gracias a Dios por todas las cosas que comúnmente damos por obtenidas: el alimento, el trabajo, la familia, amigos, el funcionamiento normal de tu cuerpo, y muchas más.

 

MD/HG

 

Jesús: Realizador de la obra de Dios.  “Ni él pecó, ni sus padres —respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida.” Juan 9:3.

 

Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic