Lectura: 2 Pedro 1:1-12

Hace varios años leí acerca de un joven esposo que olvidó que estaba casado. Según la historia del periódico, el día después que los recién casados regresaron de su luna de miel, el esposo llegó a la casa de la oficina con tres horas de retraso. La había quedado de pasar al supermercado por unos ingredientes para la cena, por lo tanto la cena no estaba terminada y todo lo demás estaba frío, por supuesto la joven esposa estaba que echaba humo del disgusto. El joven distraído, se ¡había ido a casa de su madre y esta lo había devuelvo a su nueva casa.

Esta puede parecernos una historia muy graciosa. Pero cuando la gente que pertenece al Salvador sufre un problema de memoria similar no es tan chistoso. El apóstol Pedro nos recordó a los que tenemos una relación con Cristo que ya no somos lo que éramos. Como pueblo de Dios, siempre deberíamos tener en cuenta que hemos sido purificados de nuestros antiguos pecados (2 Cor.1:9) y que tenemos un nuevo propósito en la vida.

Los que estamos unidos a Cristo tenemos que recodarnos continuamente que le pertenecemos, y hemos de escoger vivir para Su gloria. Si estudiamos las Escrituras, conversamos con el Padre y tenemos comunión con sus hijos e hijas, podemos evitar la crisis de identidad espiritual de olvidar quienes somos ahora en Cristo.

  1. Creyente, has nacido de nuevo espiritualmente en la familia de Dios. Olvidar esto dará como resultado algo mucho más grave que una cena fría (2 Ped.1:8-11).
  2. Tu crisis de identidad se resuelve cuando te identificas con Cristo diariamente.

NPD/MRD