Lectura: Romanos 8:28-39

A principios de la primavera, un pájaro conocido como: cardenal, optó por construir su nido en una cesta que colgaba cerca de la entrada de nuestra casa. La mamá pájaro debe haber pensado que se trataba de un lugar ideal, pues pronto comenzó a traer materiales de construcción para su nueva casa.  Sin embargo, ella no se dio cuenta de que era una de las zonas más concurridas de la casa.  Con el tiempo la “señora Cardenal” podría haber puesto sus huevos ahí e incubarlos,  sin embargo hubiera sido un manojo de nervios para todos.

Mi esposa, reconociendo el problema, trasladó la canasta al porche trasero de la casa. La próxima vez que nuestra amiga emplumada apareció, revoloteaba con confusión.  Si ella hubiera podido hablar, me imagino que ella habría dicho: “¿Cómo pudieron haber sido tan crueles?” Su dificultad temporal era realmente una bendición, sin embargo, ella se vio obligada a encontrar un lugar mejor para sus polluelos.

A menudo nos encontramos con decepciones que nos dejan perplejos y nos molestan, y estamos tentados a exclamar: “¡Oh Señor!, ¿por qué permites que sucedan estas cosas?” Pero en momentos como éstos debemos aceptar la misericordia y el amor de Dios.  A pesar de que nuestras pruebas actuales puedan parecernos desgarradoras, el Padre Celestial Omnisapiente trabaja a través de ellas, para lograr nuestro bien.

  1. ¡Podemos dar gracias a Dios por nuestras decepciones, ya que son bendiciones disfrazadas!
  2. Las nubes de la prueba, pueden traer lluvias de bendición.

NPD/RDH