Lectura: 1 Pedro 1:1-12

Una madre pobre se priva de comida para alimentar a sus hijos. Un estudiante dedicado tendrá muchas noches sin dormir, para adquirir conocimientos. Y un soldado patriota renunciará a su casa y a su seguridad para defender a su país. El campesino hará que sus manos trabajen a pesar del sol y la lluvia.  Pero, ¿quién sin ninguna razón sensata, estaría dispuesto a privarse de lo más importante en la vida?  Eso es precisamente lo que un no creyente hace al ignorar su bienestar espiritual. Él se está robando a sí mismo la alegría, que sólo Jesús le puede dar.

CS Lewis abandonó su educación cristiana en la adolescencia y durante muchos años se mantuvo como un escéptico sofisticado. Sin embargo, de vez en cuando un intenso anhelo hacia presa de él, un deseo nostálgico de algo que no podía explicar. Mientras pensaba y estudiaba, se dio cuenta de que su anhelo era en realidad la de la síntoma de un alma con una profunda necesidad. Finalmente se entregó a Dios y se declaró al igual que el título de su autobiografía: “Cautivado por la alegría”.  Hasta ese momento crucial de su vida, había decidido excluirse a sí mismo del reino de Dios. Y si hubiera muerto mientras aún se encontraba fuera de ese reino, hubiera estado eternamente privado de la alegría del cielo.

1. Entrega hoy tu vida a Cristo.  Privarte de Él no vale la pena, y Él te llenará de su alegría.

2. Cuando Dios nos da un nuevo comienzo, nos encontramos con un gozo que nunca acaba.

NPD/VCG