Lectura: Filipenses 3:15-21

En su pintura “Una alegoría de la prudencia”, el artista veneciano del siglo 16 Tiziano retrató a la “prudencia” como un hombre con tres cabezas. Una cabeza de un joven de cara al futuro, otra de un hombre maduro mirando el presente, y la tercero, un viejo sabio mirando el pasado. Sobre sus cabezas Tiziano escribió una frase latina que significa: “A partir del ejemplo del pasado, el hombre de la presente actúa con prudencia a fin de no poner en peligro el futuro.”

Necesitamos ese tipo de sabiduría para superar la ansiedad creada por nuestros fracasos del pasado y el miedo de repetirlos en el futuro, y la ansiedad que puede impedirnos disfrutar de la vida al máximo en este momento.

Pablo fue capaz de “olvidar” su pasado y anticipar su futuro (Fil. 3: 13-14). Esto no quiere decir que su memoria fue borrada; significa que debido a que Dios le había perdonado, Pablo estaba libre de toda culpa o del orgullo que él pudiera haber sentido de su pasado.  Como consecuencia de su comunión diaria con Cristo, las pruebas tenían como resultado el parecerse más a su amado Salvador.  Así que Pablo tenía muy bien definido lo que le apasionaba: el conocer cada día más a Cristo.

Al cerrar el capítulo de este año, vamos a reafirmar nuestra pasión por Cristo en este nuevo año que inicia, sigamos el ejemplo de Pablo.  Jesús nos permitirá vivir plenamente en el presente a medida que aprendemos de nuestro pasado y afrontamos el futuro con valentía.

1. Señor, estamos a las puertas de este nuevo año; ayúdanos a vivir teniéndote presente día tras día, haznos instrumentos a tu servicio Señor Jesús.

2. Nunca dejes que un pasado sombrío, nuble un futuro brillante.

NPD/DDH