Lectura: Salmos 94:1-11

¿Cómo te sentirías si cada uno de los pensamientos que has tenido en los últimos seis meses apareciera en una pantalla gigante para que cualquier persona los viera; incluyendo a tus amigos, conocidos, familiares y amigos de la iglesia?  Si eso ocurriera, de seguro cada uno de nosotros querría irse del lugar en el cual vive.  Esto nos pone en una interesante encrucijada, ya que aunque podemos esconder nuestros más profundos pensamientos de otras personas, nadie puede leer nuestras mentes; no obstante, para Dios eso no es problema, Él conoce TODO debido a su naturaleza omnisciente (todo lo sabe), incluidos por supuesto nuestros pensamientos, lo cual debe hacernos reflexionar (Salmos 94:11).

No sólo debemos tener cuidado con lo que pensamos debido a que Dios nos ve y sabe todo, sino también porque lo que pensamos determina nuestro carácter y la forma en la cual tratamos a las demás personas. Nuestras palabras y acciones son un reflejo directo de lo que está en nuestros corazones (Mateo 15:18-19).

En algunas ocasiones, en las cuevas de origen natural, se forman enormes pilares debido al goteo constante.  Estas gotas se desplazan por el techo de la cueva hasta el lugar donde caen, y allí se van depositando poco a poco sedimentos, los cuales permiten que estas formaciones minerales se produzcan principalmente de carbonato cálcico y reciben el nombre de “Estalactitas”.

Un proceso similar sucede en nuestros corazones.  Todo pensamiento que es generado en el cerebro, va penetrando en el alma, produciendo poco a poco pilares o estalactitas en nuestro carácter.  Cada pensamiento que cruza tu mente, ayudará a formar la persona que eres; lo cual revela tú verdadero yo.

  1. ¿Cómo están tus pensamientos?
  1. Los pensamientos pueden formar un mal carácter o un carácter que tenga las prioridades de Jesús reflejadas en tu vida.

HG/MD

“El Señor conoce los pensamientos de los hombres, que son vanidad” (Salmos 94:11).