Lectura: Proverbios 10:1-32

No hace mucho, un amigo escribió un largo relato de sus veranos trabajando en un centro turístico de montaña durante sus años universitarios; como yo había trabajado allí también, sus historias de personas, lugares y acontecimientos me trajeron una avalancha de recuerdos maravillosos. No fue sino, hasta que llegué al final de su relato que me di cuenta de algo sorprendente acerca de lo que había escrito.  Me dispuse a realizar un recuento a través de las páginas y comencé a contar a los compañeros mencionados nombre por nombre; en total eran cerca de cincuenta de quienes dijo algo positivo.

Ello me hizo reflexionar sobre el impacto que tienen mis palabras, y me pregunté: “¿Lo que yo digo a la gente le lleva aliento y afirmación?  ¿Hablo con los demás generalmente de lo que está mal, o de lo que hacen bien? ¿Soy fundamentalmente positivo o negativo?”

Proverbios 10:11 describe la boca de los justos: “Fuente de vida es la boca del justo, pero la boca de los impíos encubre la violencia” El versículo 20 llama a la lengua del justo: “Plata escogida.” El versículo 21 dice que “Los labios del justo apacientan a muchos” Las dos constantes son:

  • Una persona que es justa delante de Dios, está bien consigo misma y lo refleja.
  • Las palabras que salen de su boca, nutren y renuevan a otros.

Al igual que Pedro reconoció en Juan 6:68 “…¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”; nosotros al igual que nuestro Salvador podemos animar y motivar a las personas que nos rodean, debido a lo que decimos acerca de ellos.

  1. ¿Será la forma en la que vives, un tema para que otros hablen bien?
  2. Una palabra bien elegida, puede decir mucho más, que muchas sin sentido.

MD/HG

“Fuente de vida es la boca del justo, pero la boca de los impíos encubre la violencia” (Prov.10:11)

Este devocional forma parte del estudio Proverbios: Sabiduría Divina para la Vida Diaria.