Lectura: Juan 14:1-6

Vivimos en un mundo de ideas, todos los empresarios tienen derecho a vender lo que estiman que las personas necesitan.  Sin embargo, esto no significa que todas sus ideas sean correctas.

Como creyentes proclamamos que Jesús es el único camino a Dios, no porque seamos fanáticos, sino porque creemos que es verdad.  Creemos en las afirmaciones de Jesús: Él es el único camino al Dios verdadero y vivo; es el único Salvador del mundo.

Muchas personas han decidido no hacer caso a esta afirmación; algunos dicen: “En realidad no quiero entrar en conflictos, tú tienes tus creencias con respecto a Dios y yo tengo las mías que no incluyen el concepto de Dios”. Sin embargo, Jesús derrumbó esa manera de pensar al decirnos: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6).

Tengamos en cuenta que si las afirmaciones del Señor son ciertas, entonces lo son para el mundo entero.  Pero si son “falsas”, entre más pronto nos prueben que estamos equivocados y nos muestren el verdadero camino, es mejor.  Tal como dijera C.S. Lewis: “El cristianismo es una afirmación que, si es falsa, no tiene importancia, y si es cierta, tiene una importancia infinita.  Lo que no puede ser es moderadamente importante”.

  1. Sólo existen dos caminos, y Jesús simplemente afirma que Él es la solución para nuestro problema llamado pecado. ¿Le crees?
  2. Jesús es la única puerta al cielo.

HG/MD

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.” Juan 14:6