Lectura: Santiago 1:21-27

Un miembro de una iglesia le dijo a su ministro que su intención era ir a Israel, especialmente le dijo que quería ir al Monte Sinaí, le dijo las siguientes palabras: “Sabes, pienso escalar esa montaña y cuando este en la cima voy a leer en voz alta los Diez Mandamientos”.

El hombre pensaba que al decirle esto, a aquel hombre de fe, obtendría su reconocimiento, pero se sorprendió cuando este le dijo: “Sabes algo se me ocurre algo aún mejor”, el hombre de inmediato contestó: “¡Ah sí! ¿Qué será eso?”

El ministro le contestó de siguiente manera: “Sería mejor, que en lugar de viajar miles de kilómetros, invirtiendo una buena cantidad de dinero, para leer los Diez Mandamientos en aquella lejana montaña  ¿Por qué no te quedas aquí y los intentas cumplir?”

No hay nada de malo en querer ir a visitar aquellas tierras de medio oriente, pero es aún mejor leer Su Palabra y muchísimo mejor es que Dios quiere que la obedezcamos.  Entonces, al abrir nuestra Biblia diariamente, debemos también pedir a nuestro Señor que nos ayude a entenderla y buena disposición para obedecerla.  El oir y el hacer deben ir de la mano (Santiago 1:22).

Cuando Saulo, escucho a Jesús en el camino a Damasco, este respondió al Señor: “Señor, ¿qué quieres que haga?” (Hechos 9:6)  Esa debería ser siempre la forma en la cual respondemos a nuestro Señor, al estudiar u oír la Su Palabra.

  1. El Espíritu Santo nos capacita para obedecer la Palabra de Dios.
  2. ¿Y tú que harás con la porción de la Palabra de Dios que leíste hoy?

HG/MD

“Pero sean hacedores de la palabra, y no solamente oidores engañándose a ustedes mismos” Santiago 1:22.