Lectura: Mateo 17:14-21

La fe, todos desearíamos tener más de ella, sobre todo cuando nos enfrentamos a problemas tipo montañas.   Sin embargo, la mayoría de nosotros estamos muy acostumbrados a usar nuestra fe.   Nos sentamos en sillas sin comprobar que están en buenas condiciones; utilizamos hornos de microondas, sin comprobar que no tengan daños eléctricos; ponemos cerraduras en las puertas y esperamos que estas abran con una simple llave, subimos a un autobús, sin pensar que sus dueños revisaron el estado de los frenos del mismo. Nosotros no vamos por ahí gimiendo de la siguiente forma: “Si yo tuviera más fe en las sillas, en los microondas, o en las llaves o en los mecánicos” Dependemos de estos objetos porque los vemos como confiables, no porque hayamos ejercitado  grandes sentimientos de confianza en ellos.

Jesús no le dijo a sus discípulos: “Tengan más fe en Dios.” Él simplemente dijo: “Tengan fe en Dios.” (Marcos 11:22).

Maestro de la Biblia Stuart Briscoe , escribió: “La fe es tan válida como su objeto.   Puedes tener una fe tremenda en el hielo delgado y se ahogará.   Mientras que puedes tener una fe muy pequeña en el hielo grueso y estar perfectamente seguro”.

Muchos creyentes depositan su fe en la fe, en lugar tener fe en Dios. (Te aconsejamos volver a leer esta última frase varias veces para entenderla).   Al hacerle frente a las pruebas, podemos paralizarnos a ver el tamaño de las montañas que tenemos que atravesar.  Sin embargo Jesús  nos enseñó que tan sólo es suficiente una fe del tamaño de un grano de mostaza, si esta fe está plantada en el suelo de la grandeza de Dios.

1. ¿Cuál es tu montaña hoy? Tan pronto como uno planta su semilla de fe, en el campo de Dios, este monte se convertirá en un instrumento para fortalecer tu vida y así podrás descansar en Su fidelidad.

2. Tengan fe en Dios – no tengan fe en la fe.

NPD/JY