Lectura: 1 Corintios 15:1-13

Este es el amor divino: Jesús no sólo amaba sus amigos, sino también a sus enemigos, aquellos que odiaban a Dios y que asesinaron a Cristo.

Jesús dijo en Juan 15:13 “No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos”. Este es el punto más alto, al que el amor humano puede llegar, el morir por sus amigos y sus seres queridos. Estoy dispuesto a morir por mi esposa o mis hijos, sin embargo sería muy diferente estar dispuesto a entregar a nuestro hijo a nuestro peor enemigo, para que él con la muerte de nuestro hijo, pueda vivir, definitivamente esto requeriría del amor divino.

La Biblia dice: “Pero Dios mostró el gran amor que nos tiene al enviar a Cristo a morir por nosotros cuando todavía éramos pecadores.  Entonces, como se nos declaró justos a los ojos de Dios por la sangre de Cristo, con toda seguridad él nos salvará de la condenación de Dios.  Pues, como nuestra amistad con Dios quedó restablecida por la muerte de su Hijo cuando todavía éramos sus enemigos, con toda seguridad seremos salvos por la vida de su Hijo.” (Romanos 5:8-10-NTV).

¡Cuán maravillosas son estas palabras! Mientras éramos sus enemigos, sedientos por la sangre de su Hijo sin pecado, Dios nos amó tanto que nos dio a su Hijo, a quien amaba por encima de todo, y lo dispuso para morir en la cruz, para que pudiéramos ser salvos. No podemos entenderlo, pero gracias a Dios que SÍ podemos creerlo. Y cuando lo hacemos, nos encontramos con la tranquilidad que nadie más puede brindar.

1. El amor que trazó el plan de la salvación, la gracia que lo acercó al hombre, y el Calvario lo hizo una realidad para nuestra salvación. ¡Gloria a Dios por esto!

2. Tomaría toda la eternidad el medir el amor de Dios.  ¿Qué esperas? Agradece de todo corazón al Señor por Su misericordia.

NPD/MDH