Lectura: Génesis 14:1-24

El sobrino de Abram estaba en un montón de problemas. Los reyes de Sodoma y Gomorra, donde vivía Lot, habían sido superados por un grupo de reyes merodeadores. Los cuales saquearon Sodoma, capturaron a Lot y su familia, para luego huir hacia el norte.

Cuando Abram supo que el hijo de su hermano había sido secuestrado, él reunió a 318 hombres bien adiestrados de entre sus sirvientes, los persiguió, y rescató a Lot.

Lo que sucedió después fue aún más notable. Melquisedec, rey de Salem, visitó Abram para felicitarlo y bendecirle de la siguiente forma: “Bendito sea Abram por Dios Altísimo, Creador de los cielos y la tierra.” (Génesis 14:19).

Esto era algo inaudito. En aquellos días, la gente invocaba comúnmente los nombres de Baal y otras deidades falsas locales.  Así que era notable que Abram, que acaba de aprender a confiar en el Dios del universo, fuera visitado por un gobernante que compartía su fe en el único Dios verdadero.

A veces podemos sentir que todos a nuestro alrededor son personas que no conocen al Dios de la Biblia.  Muchos pueden hablar acerca de religión o de sus creencias, pero encontrar a una persona que comparta genuinamente nuestra fe en el Señor del universo parece ser la excepción.  Sin embargo eso no debería detenernos al tratar de encontrar a otros que compartan nuestra fe en Jesús.

Abram estaba rodeado de personas que no conocían a Dios, no obstante, mantenía su fe.  Eso es lo que debemos hacer, sobre todo en esos momentos cuando nos sentimos solos.

1. Aunque en ocasiones podemos sentir que estamos solos, y que la comunión con Dios apareciera que veces que se oscurece, en esos momentos debemos recordar que el Señor siempre ha estado y estará ahí y sobre todo que ha puesto a otros como nosotros en situaciones estratégicas para que no olvidemos que no estamos solos.

2. Cuando caminas con Dios, vas a estar fuera de la sintonía con el mundo.

NPD/DB