Lectura: Jonás 1:1-17

Todos hemos visto a personas que tiran monedas al aire o sacan un número de una bolsa o sombrero, todo esto con el fin de resolver una disputa o definir una situación.  Esto también ha ocurrido en las elecciones, pues se han presentado ocasiones en las que dos candidatos han obtenido la misma cantidad de votos.  En lugar de gastar dinero en otro proceso electoral, decidieron dejar el resultado al azar sacando de una bolsa un papel entre dos exactamente iguales, con la única diferencia, que uno de ellos decía la palabra Ganador, y finalmente todos aceptaron el resultado.  El autor de los Proverbios también nos habla de este tipo de situaciones: “El echar suertes pone fin a los pleitos y decide entre los poderosos” (Prov.18:18).

Muchas personas ven todo en la vida como una cuestión de buena o mala suerte.  Pero lo más increíble es que la Palabra de Dios llama a este tipo de situaciones como la voluntad de Dios, quien en realidad a la larga tiene el control sobre los acontecimientos que suceden.  Esto fue lo que ocurrió  en la historia de Jonás, en la que Dios demostró ser Señor aun en medio de las acciones de los marineros supersticiosos e incrédulos.

¿Qué podemos aprender de todo esta situación que vivió Jonás?  Desde la perspectiva del creyente la verdad es que no existe la suerte.  Lo que ocurre es que Dios está involucrado indirectamente o directamente en todo lo que sucede en este mundo.  Es por ello que podemos confiar en Él y obedecer los principios que encontramos para nuestro tiempo en Su Palabra.

  1. Hasta el más mínimo detalle está en control de Dios.

 

  1. Confía en el Señor, Él te puede guiar cuando camines en medio de situaciones complicadas.

HG/MD

“Si corriste con los de a pie y te cansaron, ¿cómo competirás con los caballos? Y si en tierra de paz te caes al suelo, ¿qué harás en la espesura del Jordán?” Jeremías 12:5