Lectura: Daniel 1:8-21

Uno de los personajes de la Biblia que siempre he admirado es a Daniel, debido a su valor, osadía y convicción.  Es impresionante la forma en la cual este hombre defendió sus principios frente a una cultura pagana.

La Biblia es clara al describir su carácter de la siguiente forma: “Pero Daniel se propuso en su corazón no contaminarse con la ración de la comida del rey ni con el vino que este bebía. Pidió, por tanto, al jefe de los funcionarios que no fuera obligado a contaminarse”  (Dan.1:8).  En lugar de tomar una posición de negarse a comer, de una forma proactiva Daniel le propuso al jefe de los funcionarios a cargo de su caso, una dieta diferente; cuando fue negada la petición, Daniel no se limitó sino que de inmediato propuso otra alternativa a un segundo funcionario quien estaba directamente a cargo de ellos, le dijo: “Por favor, prueba a tus siervos durante diez días; que nos den de comer solo legumbres y de beber solo agua.”  (Dan.1:12).

Al meditar en la forma en la cual Daniel actuó frente a esta situación, podemos aprender de él, más que una dieta diferente, la viveza de buscar una salida negociada al problema, no hizo uso de la rebeldía, ni llegó a usar la fuerza para defender sus principios, en ningún momento existió arrogancia en su manera de actuar para resolver el problema.

Como creyentes en Dios, la amabilidad y el respeto deben formar parte de nuestra manera de interactuar con otros y más aún con personas que no han tenido la oportunidad de conocer a Jesús como su Señor y Salvador.  Debemos estar preparados para poder presentar una defensa inteligente y ante todo civilizada a quien nos pregunte sobre nuestra fe (1 Pedro 3:15-16).

Es por ello que debemos vivir y hablar de nuestro Señor Jesús de una forma osada, pero al mismo tiempo respetuosa y amable, demostrando que podemos ser capaces de entender diferentes formas de pensar y tener la inteligencia de usar los argumentos necesarios, para que el mundo conozca al Dios en quién hemos confiado..

  1. Cuando te enfrentes a una situación en la cual debes tener una postura firme, recuerda el ejemplo de Daniel y combina el valor con la cortesía.
  2. Lo más sencillo es seguir a la multitud, pero se necesita valor para quedarse sólo.

HG/MD

“Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor ni de mí, prisionero suyo. Más bien, sé partícipe conmigo de los sufrimientos por el evangelio, según el poder de Dios.”  2 Timoteo 1:8