Lectura: Salmos 116:1-19

Cuando pensamos en todos los desastres naturales que hemos vivido en estos días: huracanes que rompen records por su intensidad y destrucción, terremotos de más de 8 puntos en la escala de magnitud sísmica de Richter, en algunos lugares lluvias intensas, y en otros sequías; es fácil por momentos empezar a dudar de la fe que hemos depositado en nuestro Creador.

Hace algún tiempo un periodista le preguntó al expresidente de los Estados Unidos George Bush padre, si este tipo de desastres le hacían dudar de su fe en Dios y él le contestó con la siguiente historia: “En 1998 visité Honduras, luego de que buen parte de su territorio fuera impactado por el Huracán Mitch. Ahí me encontré con un hombre de 73 años de edad que lo había perdido todo, quien con lágrimas en los ojos me dijo: Todo lo que tenía se perdió, pero… tengo fe en Dios’”.

Cuando vemos las ediciones de los noticieros por televisión, se nos inunda con miles de imágenes de desastres, accidentes, homicidios, etc.  Estas noticias nos rompen el corazón, y en ocasiones nos conmueven hasta las lágrimas.  ¿Pero, le importan algo a Dios?

El Señor Jesús nos dijo, que nuestro Padre Celestial es capaz de observar hasta la caída de un pajarillo de su nido (Mateo 10:29), por lo que podemos estar seguros que es consciente de todas las vidas que se pierden en situaciones que provocan los desastres naturales, lo cual no le causa alegría.  Valora tanto nuestras vidas que hasta envió a Su Hijo a morir en la cruz por ti y por mi (Romanos 5:8).

Cuando los creyentes somos víctimas de situaciones que traen como consecuencia la muerte, podemos encontrar consuelo en las palabras que encontramos en Salmos 116:15 “Estimada es en los ojos del Señor la muerte de sus fieles”.  La palabra estimada puede ser traducida como: “conmueve” o “valorada” para Él.

  1. Así que cuando una tragedia toque tu vida, recuerda que a Dios si le importa; sin embargo, también debes comprender que como seres humanos tenemos un límite natural llamado muerte.  Si le entregaste tu vida a Jesús como Salvador y Señor, puedes tener la victoria al final (1 Cor.15:51-58)
  1. Cuando muere un ser querido en Cristo, nuestra fe es la que mantiene viva la esperanza.

HG/MD

“¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!.” (1 Cor.15:57).