Lectura: Proverbios 16:20-31

 Las estaciones cambiantes que viven en los países que cuentan con las 4 estaciones, pueden resultar en un paisaje hermosísimo. Los vividos matices del otoño que adornan el paisaje constituyen una vista esplendorosa. Durante la primavera y el verano, el color de las hojas es intenso debido a la presencia de la clorofila. Pero en esas semanas anteriores al invierno, el verde desaparece y el color escondido de las ramas se manifiesta.

Muchas veces pensamos que la primavera de la juventud es la época más hermosa de la vida. El cuerpo es fuerte, la mente es aguda y sentimos un deseo insaciable de aprender. Sin embargo, los años 70’s y 80’s, son todavía más hermosos esto es, para aquellos: “que se hallan en el camino de la justicia” (Prov.16:31)

En su libro escrito en inglés titulado: “The Best Is Yet To Be!” (Lo mejor aún falta por llegar), Henry Durbanville nos cuenta de una mujer que tenía tanta gracia y encanto que los demás tenían que notarlo. Un día, una mujer, más joven le dijo: “¡Creo que eres perfectamente hermosa!”. La mujer respondió rápidamente: “Debería serlo, querida. ¡Después de todo, ¡tengo 74 años!.

Lo mismo sucede con los que conocen al Señor y han dejado que sea Él quien los guíe por la vida. Cuando andamos con Dios, los años nos purifican. Los sufrimientos de una vida nos ablandan y revelan lo que realmente somos en Cristo.

 

  1. ¡Sabes, los años de la vejez son los años hermosos!

 

  1. No hay nada como la belleza de un corazón sincero, que brilla a través de un rostro maduro.

 

NPD/RWD