Lectura: Proverbios 1:20-33

Un grupo de pescadores aficionados estaba pescando plácidamente en un lago; la pesca era buena pero de repente algo los detuvo. A lo lejos se podía observar una tormenta con rayos que se acercaba en el horizonte, poco a poco el día que era claro fue perdiendo su luminosidad con las sombras de nubes que se acercaban.

Los pescadores ignoraron las señales que veían sus ojos debido a la buena pesca que estaban teniendo.  Entonces sucedió lo que era obvio, la tormenta los alcanzó, intentaron encender el motor pero no encendía, así que empezaron a utilizar los remos, pero la lluvia y el viento eran tan fuertes que sentían que en lugar de ir hacia adelante, eran arrastrados sin rumbo; las olas empezaron a golpear la pequeña embarcación, con la desdicha que una de esas olas volteó la barca y perdieron toda la pesca.  Finalmente, la tormenta cedió y pudieron dar vuelta a la barca.  La lección fue aprendida aunque con dolor: cuando veas la tormenta aunque sea a lo lejos, levanta tus anclas y ve a un lugar seguro.

Existe otro tipo de tormenta que se acerca, algunos la han llamado: “el día del juicio final”.  Parece lejano y talvez creas que aún no tienes de qué preocuparte.  Quizás porque tengas una buena salud, disfrutes de una posición económica estable, o estés disfrutando tu juventud; pero te lo aseguro, el día menos esperado la tormenta del día del juicio final se aparecerá ante tu puerta, estés o no preparado.

En nuestra lectura devocional, el autor nos aconseja muy sabiamente, nos dice que la destrucción llegará a aquellos quienes neciamente ignoren las advertencias, entonces será demasiado tarde (Prov.1:27-28).  El autor de Hebreos hace una advertencia similar: “Y de la manera que está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después el juicio” (Heb. 9:27).

  1. Es sabio atender las advertencias que nos hace el Señor, ¿ya has buscado refugio en Cristo?, si aún no lo has hecho ¿qué esperas?, deja de pescar y busca el único puerto seguro que existe: Jesús. Reconoce tu pecado y acepta su regalo de salvación.
  2. Los que rechacen el regalo de salvación de Dios, tendrán que enfrentarlo como juez en su juicio final, ante su gran trono blanco (Apoc. 20:11-15).

HG/MD

“La noche está muy avanzada, y el día está cerca. Despojémonos, pues, de las obras de las tinieblas y vistámonos con las armas de la luz” (Romanos 13:12).