Lectura: 1 Juan 3:16-24

La mayoría de nosotros ha sufrido la decepción de ir a una tienda a comprar algo que han anunciado en oferta y encontramos que se ha terminado.

Este problema también se puede hallar en la “tienda” de valores espirituales.  Algunos “predicadores” prometen que Dios va a prosperar a todo el que ejercite su fe dando a la iglesia o ministerio que ellos representan.  Sin embargo, al poco tiempo la gente que responde a ese tipo de afirmaciones se da cuenta de no obtienen lo que se anunció o se les prometió.  Los matrimonios siguen irreconciliados, la salud quebrantada, los hijos rebeldes y el deseo de encontrar empleo, frustrado.

¿Qué es lo que anda mal?  Bueno, algunos líderes espirituales se han dedicado a promover ofertas que Dios no ha hecho.  Es cierto que Dios todo lo puede, pero recordemos que Él siempre retiene su derecho de ser Dios y de darlos lo que Él cree que es mejor para nosotros.

Entonces, ¿cómo podemos estar seguros de conseguir lo que buscamos?  Hemos de buscar lo que la Palabra de Dios ofrece claramente.  El Señor nunca es culpable de anunciar falsedades.  Dios si ofrece el fruto de su Espíritu, sabiduría al que la pida e inquiera en Su Palabra, el conocimiento de Su amor y presencia y las muchas expresiones de Su carácter.  Cuando tengamos hambre y sed de justicia, tratando de alcanzar por fe lo que Él ofrece, seremos saciados (Mateo 5:6).

  1. Cuando pedimos a Dios debemos hacerlo de tal forma que entendamos que aceptaremos Su voluntad en nosotros y que Él sea el que dirija nuestras vidas, eso es hacer una buena decisión.

 

  1. Dios siempre provee lo que promete, sin embargo necesitas ser como los bereanos: “Los de Berea tenían una mentalidad más abierta que los de Tesalónica y escucharon con entusiasmo el mensaje de Pablo. Día tras día EXAMINABAN las Escrituras para ver si Pablo y Silas enseñaban la verdad.” (Hechos 17:11 – NTV)

 

NPD/MRD