Lectura: Salmos 90:1-17

Los avances médicos han elevado mucho la expectativa de vida de los seres humanos; en la edad media la expectativa era tan sólo de 30 años, pero algunos estudios dicen que para finales del siglo XXI, se espera que la mayoría supere los 100 años.  Gracias a los avances genéticos, es posible que varíe por tan solo algunos años con respecto a la expectativa de vida descrita en el Salmo 90:10a: “Los días de nuestra vida son setenta años; y en los más robustos, ochenta años…”  Lo que no cambiará nunca es lo que dice al final de este versículo: “…La mayor parte de ellos es duro trabajo y vanidad; pronto pasan, y volamos” (Salmos 90:10b).

Moisés fue el autor de este hermoso salmo, y en él compara poéticamente nuestra breve existencia con la hierba que florece en la mañana, es cortada y se marchita por la noche (Salmos 90:5-6).  A pesar de que Moisés vivió una vida moderadamente más larga que la mayoría, 120 años según Deuteronomio 34:7, nunca dejó que eso le nublara su fe en Dios, es por ello que escribió: “Enséñanos a contar nuestros días de tal manera que traigamos al corazón sabiduría” (Salmos 90:12).

Podemos calcular la cantidad de días que hemos vivido, el número puede ser grande o pequeño, pero lo que debemos tener presente es que todos formamos parte de una escena que pasa rápidamente, lo cual no debe entristecernos ni desalentarnos, por el contrario, debe llenarnos de agradecimiento por cada día que nos ha regalado el Señor.

  1. Moisés sabía muy bien que Dios era su refugio (Salmos 90:1). Esa es la manera en la cual debemos enfrentar cada día, entendiendo que nuestro paso por esta tierra es temporal, en comparación con la eternidad que nos espera al lado de Dios si en verdad hemos puesto nuestra confianza en Él como nuestro Salvador y Señor.
  2. Una vida sin Dios es una vida sin rumbo ni esperanza.

HG/MD

“Señor, tú has sido nuestro refugio de generación en generación” (Salmos 90:1).