Lectura: Proverbios 15:13-20

Para muchas mamás su casa soñada es de un solo piso, un garaje bajo techo, con mucho terreno disponible en un buen barrio, con un jardín con bellas flores, con un patio cercado para los niños jueguen seguros, con suficientes dormitorios, con una sala de estar cómoda, una cocina amplia donde las visitas puedan compartir el arte de la preparar una deliciosa comida casera o hablar de las diferentes facetas de la vida.

Pero por muy buenas que sean las condiciones de la casa, la mayoría de mamás sabe que se necesitan más que cosas o un lugar soñado para que una casa sea realmente un hogar. El secreto para que una casa sea un hogar se centra en las calidades espirituales y el amor que cada miembro de la familia se brinde el uno al otro, padre, madre e hijos(as).

En Proverbios 15 Salomón dijo: “Es mejor lo poco con el temor del Señor que un gran tesoro donde hay turbación (problemas)” (v.16) y añade las siguientes palabras: “Mejor es una comida de verduras donde hay amor que de buey engordado donde hay odio” (v.17).  Una buena casa es un hogar donde: “el hijo sabio alegra al padre, pero el hombre necio menosprecia a su madre” (v.20), o sea un lugar donde se los hijos(as) obedecen a su padre y su madre.  Una madre busca que en su hogar exista una atmosfera amorosa y espiritual, y esto sin duda no está asociado a si una casa es grande o es pequeña.

En algo en lo cual creo que todos estamos de acuerdo, es que el amor a nuestra familia y el temor al Señor pueden convertir cualquier casa en una casa soñada.  Un lugar donde mamá y el resto de la familia encuentran el gozo verdadero que solo la presencia del Señor puede brindar, y así como con el Salmista podremos cantar: “Me mostrarás la senda de la vida. En tu presencia hay plenitud de gozo, delicias en tu diestra para siempre” (Sal.16:11).

  1. Podemos construir una casa con nuestras manos, pero un hogar se construye con corazones dispuestos a cumplir con la voluntad del Señor. “Si el Señor no edifica la casa en vano trabajan los que la edifican. Si el Señor no guarda la ciudad en vano vigila el guardia” (Salmos 127:1)

 

  1. Puede que nuestros padres o madres no sean perfectos y que no necesariamente sigamos sus todas sus instrucciones, pero debemos honrarlos.

HG/MD

“Si el Señor no edifica la casa en vano trabajan los que la edifican.  Si el Señor no guarda la ciudad en vano vigila el guardia” (Salmos 127:1)