Lectura: Santiago 1:12-27

A todos nos ha pasado en algún momento de nuestra vida, principalmente en nuestra juventud, que empezamos a cuestionarnos sobre diferentes cosas que tienen que ver con Dios, el mundo y nosotros, como por ejemplo: ¿por qué se originó el mal en un mundo que Dios creó?, ¿por qué pasan cosas malas a personas que creen en Dios?, ¿por qué nos creó si sabía que íbamos a pecar?, etc.  La mayoría esperábamos que esas dudas se disiparan cuando tuviéramos más experiencia o conocimiento, ya que para ese momento conoceríamos todas las respuestas a esas preguntas.  Sin embargo, ahora que somos mayores, nos damos cuenta de que en realidad ahora sabemos menos de lo que esperábamos.

Debemos entender que como seres humanos somos finitos (tenemos límites), en verdad ninguno de nosotros tiene la capacidad de entender plenamente lo que es infinito (no tiene límites) y eterno.

También debemos comprender que lo más importante, no es adquirir la mayor cantidad de conocimiento sobre todos los misterios de la vida, sino poner en práctica lo que Dios nos ha revelado de una manera clara.  Cuando hagamos esto seremos el tipo de persona que Dios quiere que seamos.

Por ejemplo, en la lectura que hoy hicimos en Santiago 1:12-27, Dios nos revela cómo debemos actuar cuando somos tentados.

  • Aprenderemos lecciones para nuestras vidas, las cuales surgen de tentaciones (v.12),
  • Comprenderemos la responsabilidad que tenemos sobre nuestras acciones (v.13-15),
  • Reconoceremos la bondad de Dios (v.13, 17),
  • Entenderemos que somos receptores inmerecidos de la gracia de Dios (v.17),
  • Ejercitaremos la paciencia (v.19),
  • Le escucharemos sumisamente (v.21),
  • Desecharemos toda suciedad y maldad que exista en nuestras vidas (v.21).

Estas instrucciones no son difíciles de entender, no obstante ponerlas en práctica demandará el mejor esfuerzo de nuestra parte, ya que la mayoría de las veces no somos “hacedores de la Palabra” (v.22), porque esta no es una prioridad en nuestra vida.  ¡Cuán diferente sería todo si hiciéramos más a menudo lo que realmente importa, que es obedecer a la Palabra de Dios y hacer Su voluntad!

  1. Los problemas y la gracia para soportarlos, vienen en un mismo paquete.

 

  1. En realidad no conocemos nuestra Biblia, hasta que empezamos a obedecer los principios que se encuentran en ella y son aplicables a nuestro tiempo.

HG/MD

“Pero sean hacedores de la palabra, y no solamente oidores engañándose a ustedes mismos.” (Santiago 1:22)