Lectura: Miqueas 6:1-8

Los nombres de los equipos deportivos tienen diversos orígenes. Provienen de la historia (Espartanos), de la naturaleza (Cardenales) y aun de los colores (Rojos). Incluso hay uno que procede de la familia de los moluscos.

En los años 80, la Universidad de California en Santa Cruz recién comenzaba a participar en competencias deportivas. La UCSC tenía cierto desdén hacia el énfasis excesivo que otras universidades daban a los deportes; por eso, sus estudiantes buscaron un nombre para el equipo que reflejara un enfoque diferente. Decidieron llamarlo Banana Slug [babosa], un molusco amarillo, alargado, lento y blando. Para ellos, era una manera inteligente de dar una perspectiva equilibrada del valor relativo de los deportes.

A mí siempre me encantaron los deportes, pero sé que pueden fácilmente volverse más importantes de lo que deberían. Lo más significativo en la vida es aquello que Jesús declaró esencial: Amar a Dios con todo el corazón y a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-39). Miqueas enumeró de este modo los requisitos de Dios: «hacer justicia», «amar misericordia» y «humillarte ante tu Dios» (6:8). Para los creyentes en Cristo, es vital que ninguna otra cosa tenga prioridad sobre lo que Dios espera de nosotros.

1. ¿Qué es lo que más te importa? ¿Un equipo de baloncesto? ¿Un equipo de fútbol?

2. ¿O amar a Dios con la mente, las palabras y las acciones?

NPD/BC