Lecturas: Juan 7:2-10; Lucas 9:51-56

La frase “afirmó su rostro”, o “hizo el firme propósito de ir a Jerusalén”, nos muestra la clase de compromiso y la claridad mental que tenía Jesús sobre su misión sacrificial.

 

Todo parece indicar que si los samaritanos le hubieran aceptado y recibido, algunos de sus últimos días de su ministerio habrían transcurrido entre ellos, es importante recordar que dentro de los samaritanos había personas descendientes de las 10 tribus del norte de Israel, quienes luego de su conquista por los Asirios, se habían mezclado con gentiles, y adoptaron a otros dioses a los cuales adoraban y por esta razón los judíos los despreciaban.

 

Al leer este pasaje podemos ver la intransigencia de los samaritanos y su desprecio por lo que representaba Jerusalén, al no hospedar a Jesús debido a su convicción y firmeza en su deseo de continuar hacia su destino; después de todo tampoco era bien recibido por su liderazgo judío ni estaban de acuerdo con su accionar.

 

Otro ejemplo de este comportamiento es el que leemos en Juan 7:3b “…Deberías salir de aquí e ir a Judea, para que tus discípulos vean las obras que realizas”.  En ocasiones creemos que de forma provocadora podemos imponer nuestros deseos a otros aunque estos vayan en contra de la voluntad de Dios, tal como los samaritanos quisieron hacer con el Maestro, al querer persuadirlo para que cambiara su propósito; o el de sus hermanos al tratar de que Jesús se manifestara al mundo antes de lo planeado por Dios, lo cual a todas luces es incorrecto.

 

En el otro lado de la acera, los Boanerges (hijos del trueno: Jacobo y Juan – Mar. 3:17), le dijeron a Jesús que si se los permitía, “ellos” mandarían fuego sobre aquellos malagradecidos samaritanos (a los que tanto odiaban), por haber hecho tal clase de desprecio hacia su Maestro, más Jesús los reprendió poniéndolos en su lugar; dejando claro que Dios es el juez, no nosotros.  Estos hermanos, no entendían que en realidad nadie merece la misericordia de Dios, incluyéndolos a ellos también;  la misericordia es un acto “NO MERECIDO” hacia alguien.

 

Luego de esta acción llena de gracia, Jesús toma dirección hacia otra aldea, posiblemente judía, terminando de esta forma su ministerio entre los samaritanos.

 

  1. Mateo 6:10: No dice: hágase MI voluntad, sino “hágase tú voluntad”.

 

  1. Gracias Señor por tu misericordia, para con nosotros.

 

MD/HG

Jesús: Firme en su propósito.  “Como se acercaba el tiempo de que fuera llevado al cielo, Jesús se hizo el firme propósito de ir a Jerusalén.” Lucas 9:51.

Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic.