Lectura: Hechos 7:59-8:2

La organización American Hospise Foundation se dedica a cuidar a personas con enfermedades terminales. En uno de sus estudios dice que las personas que están a punto de morir, prefieren mantener en secreto su delicada situación en el lugar de trabajo.  La mayoría de nosotros ha sido criado pensando que la tristeza se debe ocultar y superar rápidamente, pero al hacer esto negamos nuestro dolor, lo guardamos muy adentro en nuestro ser y tratamos de sufrirlo solos.  Es como si en la vida, alguien hubiera colocado en todos los lugares por donde transitamos, un rótulo con la siguiente leyenda: “NO se permiten las penas”.

No obstante, esa misma actitud puede invadir peligrosamente nuestras vidas e iglesias.  La aflicción presenta un dilema para muchos creyentes.  Cuando experimentamos el profundo dolor de la pérdida en nuestras vidas, tendemos a ocultarlo, y tenemos la idea de que deberíamos estar siempre gozosos independientemente de lo que pasemos.  Sin embargo, notemos lo dicho por el escritor del libro de los Hechos, cuando nos narra que luego de haber predicado un mensaje muy fuerte sobre arrepentimiento a su pueblo, la multitud influenciada por líderes religiosos contrarios al cristianismo, tomó a Esteban y lo apedrearon hasta matarlo, después de esto: “unos hombres piadosos sepultaron a Esteban, e hicieron gran lamentación por él” (Hech. 8:2).   Este pasaje nos habla del dolor de estas personas por la pérdida de su amigo, la Biblia se refiere muy claramente al impacto emocional de esta situación.

El Señor nunca nos pide que ignoremos el dolor que hay en nuestros corazones, es por ello que Romanos 12:15 expresa lo siguiente: “Gócense con los que se gozan. Lloren con los que lloran”.  Como parte de la familia de Dios, debemos amarnos y apoyarnos mientras pasamos juntos por el proceso del dolor.

  1. La tristeza compartida se reduce a la mitad.

 

  1. ¡Está bien llorar!, pero no debes olvidar que no estamos solos, “el Señor es mi pastor; nada me faltará” (Salmos 23:1)

HG/MD

“Gócense con los que se gozan. Lloren con los que lloran” (Romanos 12:15).