Lectura: 1 Corintios 11:17-34

Los demoledores se preparaban para derribar una panadería se había quemado en Troy, Illinois, accidentalmente un gran desastre en el Ayuntamiento, el cual estaba justo al lado de la misma. Una grúa de 65 toneladas, retrocedió hasta el edificio del gobierno, creando un enorme agujero en la pared frontal del mismo. De acuerdo con un supervisor, el operador de la grúa «tan sólo había sido un poco descuidado.”

Este accidente me recuerda lo que le sucedió a la iglesia en el primer siglo de Corinto. Al ser egocéntrica y descuidada con el pan y el vino de la Cena del Señor, algunos miembros de la iglesia habían cometido un gran error.  Entre muchas equivocaciones esta había sido la cereza en el pastel, al mostrar su incapacidad de honrar la santidad de la comunión deshonrando la memoria del sacrificio de Cristo con su acciones de glotonería, egoísmo, hasta exceso en su consumo de alcohol.   Por dicha razón muchos creyentes habían pagado su error con la pérdida de su salud e incluso con su vida (1 Cor. 11:30).

Pablo exhortó a los corintios a juzgarse a sí mismos para no a ser juzgados (vv.28, 31). Y señaló que la corrección del Señor era para su beneficio (v.32).

La cena del Señor seguirá siendo una oportunidad y un peligro hasta que Él venga (v.26). Debemos tener una actitud correcta en nuestros corazones, debemos tener presente que tenemos que  honrar Su sacrificio en la cruz y su victoria sobre el pecado, hasta que Él regrese como Rey.

1. Antes de celebrar la comunión de la Cena del Señor, en oración examínate a ti mismo. Luego, con un corazón de gratitud, da gracias por Su sacrificio por ti.

2. Sólo aquellos que toman su pecado serio, pueden recordar la cruz de Cristo con agradecimiento.

NPD/MDH