Lectura: Hebreos 11:30-40

Una vez me encontré a una persona, que lucía en extremo confiada de sí misma, me dijo: “Mi secreto para vivir es sencillamente hacer todo lo que pueda… ¡Y da resultado!”.   Luego de oírla pensé: esta persona nunca ha estado en medio de una crisis  y por supuesto nunca ha tocado fondo como muchos de nosotros. Las situaciones complicadas por las que pasamos, desvanecen nuestras falsas seguridades que muchas veces creemos tener debido a las posesiones o el conocimiento,  y nos enfrentan con la cruda realidad de la vida, obligándonos a buscar una ayuda superior a nuestras posibilidades.

El Señor utiliza estas situaciones complicadas para enseñarnos a depender de Él diariamente, con lo cual crece la fortaleza que el autor de Hebreos describe de esta forma: “…sacaron fuerzas de debilidad…” (Heb.11:34).  El contexto de Filipenses 4:13 “¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!”, nos indica que el apóstol Pablo lo que trata de enseñarnos es la importancia del contentamiento, estar satisfechos con lo mucho o poco que tengamos, regocijándonos en el Señor.

La dependencia en el Señor debe ser parte del estilo de vida de todo creyente, cuando esto sucede, el Señor nos empieza a formar de la manera que Él desea y nos hace más aptos para realizar Su obra.

A medida que aprendemos a confiar en Él, se nos presentarán nuevas oportunidades de servicio que en ocasiones nos parecen imposibles, haciéndonos recordar que es más fácil hacer lo imposible con Dios que lo posible sin Él.

Cuando te encuentres pasando una situación complicada, recuerda: debes depender más de Dios y de su Palabra y menos de ti mismo.  Cuando esto suceda la dificultad por la que estás pasando te moldeará, y no te quebrantará.

  1. Para empezar a experimentar la fortaleza que sólo Dios te puede ofrecer, debemos reconocer nuestras debilidades.

 

  1. ¡Depender de Dios afectara tu ego pero vivifica tu alma!

HG/MD

“Sé vivir en la pobreza, y sé vivir en la abundancia. En todo lugar y en todas las circunstancias he aprendido el secreto de hacer frente tanto a la hartura como al hambre, tanto a la abundancia como a la necesidad” (Filipenses 4:12)