Lectura: Lamentaciones 3:1-26.

Con bastantes décadas en el ministerio, he hablado con muchas personas que se han angustiado en gran manera porque Dios parecía estar lejos de ellos.  No sentían que a Él le importaban sus necesidades personales, por lo que les era difícil orar.

A veces la razón se manifestaba rápidamente un pecado no confesado, un espíritu vengativo, orgullo, vicios y cosas por el estilo.  Pero, cuando no había pecado evidente y la persona se sometía a diario a Jesús como Señor, leía la Biblia y oraba persistentemente,  el mejor consejo que puedo dar es: “Habla con Dios de tu problema y sigue haciendo lo que sabes que es correcto”.

La Biblia nos habla de personas que enfrentaron el mismo tipo de problema.  El profeta Jeremías pasó por una época en que Dios en realidad parecía no estar a su lado (Lamentaciones 3:1-18).  Con unas imágenes verbales impresionantes describió su angustia por un Dios que “cerró los oídos a mi oración” (Lam.3:8).  Jeremías sentía que Dios lo estaba acorralando (Lam.3:10-12).  Pero cuando expresó su tristeza, Jeremías vio una luz que penetró la oscuridad y restauró su esperanza en el Señor (Lam.3:21-26).

Si Dios parece estar lejos de ti, a pesar de que estás confiando en Él y tratando de hacer Su voluntad, no te desesperes.  Habla con Él de eso.  Sigue haciendo lo que sabes que es correcto.  La luz aparecerá y cuando eso ocurra, estarás mejor preparado para apreciarla.

  1. Si te encuentras en el túnel del desaliento, sigue caminando, Jesús está a tu lado.
  1. Confía en el Creador de la Vida.

NPD/HVL