Lecturas: Lucas 16:14-18; Mateo 19.1-12; Marcos 10.1-12

 

Al finalizar el relato anterior, Lucas registra la burla de los fariseos, por su conocida avaricia y posiblemente por cuestionar que un pobre Jesús con pobres discípulos, tuviera la osadía de criticarles por medio de sus parábolas; en este contexto el Maestro les dedica unas cuantas líneas más, para dejar en evidencia sus cuestionadas creencias.

 

Pueden engañar al ojo humano con sus actos de pureza y limpias vestiduras, pero Dios ve dentro y conoce sus corazones llenos de podredumbre, ego y avaricia.  Lo que Dios desea es: “Lo que pido de ustedes es amor y no sacrificios, conocimiento de Dios y no holocaustos.” (Os.6:6).

 

Jesús continúa su juicio sobre estos maestros de la ley, y les aclara un punto sobre revelación divina: La ley y los profetas se proclamaron Juan el Bautista.  A partir de ahí, ¿de quién hablaban los profetas?, el Mesías estaba entre ellos y les revelaba las buenas nuevas del Reino y todos, incluidos los fariseos deberían haber deseado estar en el Reino, las revelaciones de los profetas eran inmutables y hablaban de Jesús; las leyes morales no serían abolidas, al contrario serían perfeccionadas por el evangelio: “Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio.” Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón. (Mat.5:27-28)

 

En esta coyuntura es que Jesús hace referencia al delicado tema del divorcio, esto tiene mucho que ver con los temas anteriores, con respecto al no tener dos señores, los fariseos eran pecadores que habían permitido que las personas se divorciaran por las causales más absurdas que uno pudiera pensar, algunos ejemplos de esto eran que la mujer no cocinara bien, que saliera a la calle, que hablara con un extraño, que no le hablara a los familiares del esposo (muy similar a lo que sucede hoy) y estaban guiando a las personas a pecar, incluidas estas personas divorciadas y vueltas a casar.  “Se ha dicho: El que repudia a su esposa debe darle un certificado de divorcio.” Pero yo les digo que, excepto en caso de infidelidad conyugal, todo el que se divorcia de su esposa, la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la divorciada comete adulterio también. (Mat.5:31-32)

 

  1. Estos pasajes nos deben hacer cuestionar algunas de las cosas que hemos dejado pasar por alto en nuestras vidas, iglesias y sociedad actuales, la forma en que actuamos y juzgamos debe ir acorde con la revelación de Dios para nuestros días.

 

  1. Por otra parte es muy sencillo caer en el legalismo y no dejar espacio a la gracia y misericordia en nuestras vidas, debemos pedir al Señor que nos ilumine para buscar el balance adecuado entre lo justamente merecido y la gracia inmerecida de Dios.

 

MD/HG

 

Jesús: En balance perfecto.  “Es más fácil que desaparezcan el cielo y la tierra, que caiga una sola tilde de la ley”. Lucas 16:17

 

Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic