Lecturas: Juan 19:16-17.

El calendario al fin alcanzó a la profecía, el día señalado estaba sucediendo con todos los eventos que antaño se habían visualizado,  las horas del  dolor más extremo estaban ocurriendo frente a los ojos de los israelitas, Jesús fue entregado para ser crucificado por su propio pueblo, el Mesías prometido iba a ser inmolado.

Normalmente ataban a los hombros del condenado el travesaño y lo hacían caminar hasta el lugar de su ejecución, era escoltado por un quaternium o compañía de cuatro soldados; el final del camino estaba ya definido en Gólgota o calavera, un lugar que se encontraba fuera del portón exterior (Heb.13:12).

Frente a Él está el travesaño de madera, que pronto le hará extender sus brazos llenos de amor por un mundo que no le merece; está ocurriendo lo que había dicho a sus propios discípulos  “Y el que no carga su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:27).  Jesús tomó la cruz, Él no pidió a sus discípulos algo que el mismo no estuviera dispuesto a hacer, su sacrificio fue voluntario, lo cual nos recuerda la voluntariedad del sacrificio de Abraham y su hijo.

  1. Jesús tomó su cruz, y fue por ti.
  1. Y tú, ¿tomarás tu cruz?

MD/HG

Jesús: Tomó su cruz. “y él salió llevando su cruz hacia el lugar que se llama de la Calavera, y en hebreo Gólgota” Juan 19:17.

Este devocional forma parte del estudio anual cronológico de la vida de Jesús: La Vida de Jesús, el cual llega a ustedes en alianza con Sonlife Classic.