Lectura: Salmos 139:1-12

El Arao (Uria aalge) es una pequeña ave marítima que vive en las regiones costeras al norte de los océanos Atlántico y Pacífico.  Estas aves se reúnen por millares en áreas comparativamente pequeñas.

Debido a esa condición de aglomeración, cientos de hembras ponen sus huevos que tienen forma de pera uno junto al otro apretujados sobre estrechos acantilados.  Puesto que todos los huevos  son similares, parece poco posible que la mamá ave pueda identificar los que le pertenecen.  No obstante, los estudios muestran que el ave reconoce sus propios huevos tan bien, que incluso cuando por alguna circunstancia son movidos, esta los encuentra y los regresa a su sitio original.  Nunca se confunde de huevo.

La Biblia nos dice que el Padre Celestial comprende íntimamente a cada uno de sus hijos e hijas.  Conoce todos tus pensamientos y emociones, esto se refleja en lo dicho en el Salmo 139:3: “Y todos mis caminos te son conocidos.”  Desde la mañana hasta la noche presta atención personal a todas sus circunstancias.  Abrumado por esta gloriosa realidad, el salmista exclamó con asombro: “Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí; Alto es, no lo puedo comprender”

El conocimiento de Dios, no sólo debe evocar nuestra alabanza y adoración, sino que también da gran consuelo a nuestros corazones.

  1. ¿No es maravilloso que el Señor nos ame tanto y nos conozca también?

 

  1. Con Dios, nadie se pierde entre la multitud.

NPD/MRD