Lectura: 1 Cor.12:1-11

A un entrenador de fútbol muy conocido le preguntaron una vez: ¿Cuánto contribuye el fútbol de primera división al bienestar físico de la nación?  “En nada” – Contestó el entrenador firmemente.  “¿Por qué no?” – Preguntó el entrevistador sorprendido.  “Bueno – dijo el entrenador – yo lo veo de esta manera: hay 22 hombres en el campo que necesitan desesperadamente un descanso y miles en las gradas que necesitan desesperadamente hacer ejercicio”.

En muchas iglesias existe una situación similar.  Cuando uno compara los miembros que sólo asisten, con aquellos que participan activamente, por lo general nos encontramos con una situación muy patética.  No es raro ver a un pequeño grupo de obreros creyentes diligentes luchando “en el campo” mientras que otros en las distintas congregaciones actúan como espectadores “sentados en los bancos comiendo perros calientes y rosetas de maíz”.

La estrategia de Dios para lograr Su programa no es como la de un evento deportivo.  No requiere que el trabajo lo realicen únicamente los “profesionales”.  En el juego de la vida, todos los creyentes tienen sus propias posiciones y dones espirituales que deben ejercitar “para beneficio de todos” 1 Cor.12:7)

  1. Amigo o amiga, si has estado sentado en los bancos, “¡se te necesita desesperadamente en el campo!”
  1. Los creyentes deberían estar en la línea del frente, no es las laterales.

NPD/MRD