Lectura: Lucas 6:30-38

¡Sabes… el Mar Muerto murió de egoísmo!  Año con año ha recibido, pero no ha dado nada.  El Mar Muerto ostenta una condición particular, tiene entradas de agua pero no tiene salidas.  De igual forma se comportan algunas personas que aceptan y acaparan lo que espiritualmente le ofrecen otros, más sin embargo no dan nada de lo que han obtenido.

Un joven estudiante se quejó con su profesor porque no estaba progresando en sus estudios.  Le preguntó si era buena idea conseguir un tutor, a lo que rápidamente el profesor le contestó: “¿Un tutor?, ¿hablas en serio? Lo que en realidad necesitas es un discípulo.”

El autor de la carta de Hebreos le escribió a sus lectores y los regañó, pues en lugar de ser maestros, todavía eran bebes que necesitaban leche espiritual (Heb.5:12).  Al estudiar las enseñanzas de Jesús, nos encontramos que al contrario de lo que predica el mundo diciendo que lo más importante es satisfacer el ego, el Señor incentiva un camino diferente, el del servicio al prójimo (Luc.6:30-38).

Una vez alguien me dijo: “Nunca sentí que realmente profundizaba mi relación con Dios, hasta que empecé a dar clases de Biblia a niños pequeños.  Cuando hice esto, comencé a dar de mí y de lo que Dios me había enseñado, en lugar de tan sólo sentarme a oír Su Palabra.”

No hay mejor forma de aprender que enseñar a otros.  Al estudiar la Palabra de Dios, hazlo no sólo para que te bendiga y por supuesto para crecer, hazlo también para poder compartirla con otros.

  1. No cometas el error del Mar Muerto.  Comparte con alguien hoy, lo que estás aprendiendo de Dios.
  1. Cuando ayudamos a otros, recibimos la satisfacción y bendición que no brindan las cosas materiales.

HG/MD

“Hay quienes reparten y les es añadido más, y hay quienes retienen más de lo justo y acaban en la miseria.” (Prov.11:24).