Lectura: Apocalipsis 21:1-7

«Ven al paraíso», dice un anuncio en el que aparecen playas con arena blanca, mar azul turquesa y palmeras ondulantes.

Es como si se nos permitiera echar un vistazo al Edén redescubierto. No hace mucho, mi esposa y yo hicimos un viaje a las Bahamas. Aquellas maravillosas islas de arrecife de coral tienen una belleza única. Pero, para nosotros, el ambiente por sí solo no parecía el paraíso.

Algo faltaba. Luego, el encontramos aquello que estábamos buscando. Fuimos a una iglesia fuera de lo común. El servicio duró tres horas, pero estaba lleno de vibrante adoración. Con un bello acento bahamiano, el pastor y su congregación se turnaron para citar las Escrituras a lo largo de todo el sermón. Al final del servicio, mi esposa y yo salimos con nuestra fe vigorizada.

Esto me hizo recordar al coro que da testimonio del futuro en Apocalipsis: «Y cantaban un cántico nuevo delante del trono» (Ap. 14:3). Un día, Dios «enjugará toda lágrima de sus ojos, y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor» (21:4). ¡Qué día de regocijo será ése!

Nuestra adoración aquí es un mero preludio del gran servicio de alabanza en el futuro, cuando estemos de pie en la presencia de Dios. Pero algunas veces cuando nos unimos con otras personas en vibrante adoración, experimentamos un eco del paraíso en esta tierra.

1. Este fin de semana, trata de no faltar a tu iglesia, para disfrutar con tus hermanos y hermanas de un eco del paraíso en la tierra.

2. Cuando no puedes ir a la iglesia, te pierdes de bendiciones que Dios tiene para tu vida.

NPD/DHF