Lectura: 2 Corintios 4:7-18

Todo lo que tenía que hacer la adolescente etíope era decirles a los hombres que la estaban golpeando, que ella ya no creía en Dios, y todo aquel martirio se habría detenido.

Yezeshewall fue detenida y golpeada por su fe en Cristo.  Ella le dijo a sus verdugos: “Jesús es mayor que todos…  es mayor que el marxismo, y mayor que cualquier otra cosa”.

Según un artículo publicado en la revista World Vision, la tortura continuó, fue pateada, y golpeada con una bola de hierro, hasta dejarla inconsciente en el suelo de la prisión. Cuando el supervisor de la prisión, les preguntó a los guardias que la habían golpeado, ¿por qué insistieron hasta alcanzar tan grado de violencia?  Ellos respondieron: «Nos enfrentamos a una creyente que dijo firmemente que no iba a dejar a Cristo.”

¡Qué notable testimonio!  Esta joven soportó este tratamiento brutal a causa de su fe en Jesucristo.  Más tarde, fue puesta en libertad, sin ofrecerle ninguna explicación.

El apóstol Pablo describe el increíble sufrimiento que atravesó por el bien del evangelio: como tenue y momentáneo, al considerar lo siguiente: «Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento.”  (2 Cor. 4:17).

1. La persecución que podrías sufrir por ser muy diferente, a causa de tu fe, puede ser difícil de soportar, pera vale la pena, cuando consideramos que Jesús es más grande que cualquier otra cosa.

2. Para estar en paz con Dios, debes estar en conflicto con el mundo.

NPD/DB