Lectura: Lucas 22:24-34

Pedro obtuvo algo de Jesús que todos como creyentes queremos tener en algunos momentos de nuestra vida: otra oportunidad (Lucas 22:31-34).  Luego de decirle que Satanás lo zarandearía literalmente como al trigo, el Señor animó a Pedro al decirle que había orado para que su fe no le faltara.

Pedro había sido insistente en que él no abandonaría, pero Jesús le dijo que antes de que el gallo cantara él lo negaría 3 veces.  Así que, con el fin de motivarlo, el Señor le asignó una comisión muy particular: “…cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos” (Lucas 22:32).

Luego de lo que hizo, no muchos de nosotros hubiéramos considerado a Pedro capaz de ser una persona útil para el ministerio, y mucho menos para dar ánimo a otros. Pero la forma de hacer las cosas del Señor, es muy diferente a la nuestra; un ejemplo de esto es que luego del Pentecostés, Él usó al “ingrato” Pedro para compartir el evangelio a miles de personas y muchísimas de ellas respondieron al mensaje del evangelio.

La mayoría de creyentes cree en el mensaje de perdón para el pecador, pero tienen otra forma de medir cuando se trata de perdonar a otro creyente que ha caído en un error.  Me alegra mucho que Dios sea diferente a nosotros, sobre todo en el tema del perdón.  Gracias a ese perdón Pedro vivió un nuevo amanecer con esperanzas renovadas.

  1. Si en verdad eres un creyente que al igual que Pedro has recibido el perdón divino, puedes confiar en que el Señor estará ahí esperando tu arrepentimiento para ofrecerte su perdón, dándote con ello otra oportunidad.
  2. El perdón de Dios siempre viene acompañado de otra oportunidad.

HG/MD

“Le volvió a decir por segunda vez: Simón hijo de Jonás, ¿me amas? Le contestó: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Pastorea mis ovejas.” (Juan 21:16)