Lectura: Mateo 16:21-28

Cuando Charles Swindoll era un muchacho joven, el siguiente comentario que le hizo un viejo influyó en él grandemente: “El problema con la vida cristiana, es que es tan cotidiana”.

Otros dicen que es similar a un corredor profesional, tiene que correr y entrenar diariamente si quiere estar en el alto rendimiento, sino lo hace, perderá condiciones para competir al más alto nivel.

Es verdad seguir a Cristo es un estilo de vida que se construye sobre lecciones y decisiones pasadas. Pero también depende de nuestra dedicación diaria. No podemos vivir de los éxitos del ayer, de las oraciones de la semana pasada, ni de las historias bíblicas que escuchamos cuando éramos niños.

 

Cada nuevo día es tanto un reto, como una oportunidad. Nuestra fe será desafiada, y podemos usar ese desafío como una oportunidad para crecer en nuestra relación con Dios. Jesús mismo dijo que aquellos que querían ser sus discípulos debían estar en un actitud continua de auto-negación y obediencia a Él. El Señor lo expresó así: “…Si alguno de ustedes quiere ser mi seguidor, tiene que abandonar su manera egoísta de vivir, tomar su cruz cada día y seguirme” (Luc.9:23).

 

  1. A medida que pasa cada día, debemos hacer una pausa y recordarnos que éste es un día dedicado a Dios, que ha de ser usado para Su gloria, y que como mejor se vive es recordando lo que Cristo hizo por nosotros en la cruz.

 

  1. Tratemos de vivir la vida de esa forma. Hagamos un compromiso diario con Dios.

 

NPD/JDB