Lectura: 1 Timoteo 6:3-16

Una amiga estaba tomando unas clases de fotografía.  Para una tarea escogió a su hija de 6 años como tema y le pidió que se sentara sobre la plácida colina.  Cerca de la colina había un manzano lleno de frutos.  Ella no pudo resistirlo y le dio al árbol un lugar preponderante en la foto.

Se sorprendió cuando su instructor le dijo que la foto tenía un problema.  El manzano distraía la atención del enfoque principal: la niña.

“¡Ves como capta la mirada – le dijo el instructor – Compite con tu tema!  Tienes que escoger un tema y dejar el otro afuera.”

Esta observación no se aplica sólo a las habilidades fotográficas.  Como discípulos de Cristo debemos centrar nuestra atención solamente en Él.  Al igual que los fotógrafos aficionados, muchas veces nos sentimos atraídos por “manzanos llenos de frutos”.  La mayoría del tiempo tendemos a prestar más atención a nuestros pasatiempos, amigos, familiares o trabajo.

Cristo exige nuestra atención porque es el “Rey de reyes y Señor de señores, el único que tiene inmortalidad.” (1 Tim.6:15-16).  Eso debe significar que debemos relegar algo que consideramos importante, o sacarlo de la foto completamente.

  1. Cualquier cosa que desvié nuestra atención de Cristo tiene que desaparecer. Por su preeminencia Jesús debe ser el único enfoque de nuestras vidas.

 

  1. Si Cristo es el centro de tu vida, Él siempre será tu enfoque.

NPD/DCE