Lectura: Génesis 28:10-22

Una tarde estaba profundamente centrado en un libro. La radio, el televisor, y la casa entera parecían estar tranquilos. De repente me di cuenta de que mi entorno estaba como muerto, como si algo vivo se hubiera marchado. ¡La electricidad se había ido!  Me había olvidado de que algunos aparatos eléctricos emiten un zumbido apenas audible. Me había acostumbrado tanto a ellos, que había perdido conciencia de ellos.

El Señor usó este incidente para exponer uno de mis problemas espirituales. Me había acostumbrado tanto a Su presencia permanente que estaba tomándola por sentada, sin tener en cuenta  la diferencia que Él estaba haciendo en mi vida.  Esa revelación dolorosa de mi necesidad espiritual también se convirtió en mi curación, y fui capaz de exclamar como Jacob, “¡Ciertamente el Señor está en este lugar, y yo ni me di cuenta!” (Génesis 28:16). ¡Pero lo voy a hacer desde ahora!

Al comentar sobre la falta de conciencia de Jacob, el pastor y autor A.W. Tozer escribió: “Ese era su problema, y el nuestro.  Los hombres no saben que Dios está aquí. ¡Qué diferente sería si lo supieran!”
1. ¿Se te ha embotado tu conciencia espiritual, porque has tomado la presencia de Dios por sentado?  Debes despertar de este sueño, para poder exclamar: “¡El Señor está aquí y lo sé!”

2. La presencia de Dios con nosotros, es Su mejor regalo para nosotros.

NPD/JY