Lectura: 2 Pedro 1:1-11

Hace algunos años tuve una conversación con un joven universitario, quien me dijo que estaba interesado en hablar conmigo, para conocer un poco más con respecto al cristianismo y sobre las cosas religiosas en general.  Cuando le consulté la razón por la cual quería conocer sobre estos temas, me dijo muy sinceramente, que deseaba expandir sus conocimientos, ya que hacía poco había terminado una clase de sociología, y tenía mucha curiosidad con respecto a lo que motivaba a las personas religiosas a hacer lo que hacen, pero que definitivamente no quería ser del tipo que se levanta cada mañana, con el deseo de hacer la voluntad de Dios.

Al oír esta respuesta, me pregunté si este tipo de razonamientos existe entre los creyentes: ¿Cuáles son nuestras motivaciones para aprender sobre la Biblia? ¿Es para tener más detalles y estar al tanto de historias interesantes con respecto a Jesús y otros personajes? ¿O es porque deseamos conocer mejor a Dios, entender quién es Él y como resultado querer hacer su voluntad?

El apóstol Pedro nos aconseja sobre este asunto, debemos aumentar nuestro conocimiento de Dios con el propósito de que nuestra fe madure. El conocimiento es un elemento indispensable en el proceso de crecimiento del creyente, ya que nos ayuda a tener dominio propio, perseverancia, piedad, afecto fraternal y amor.  Este proceso hacia la madurez, traerá como resultado llegar a conocer a Jesús de una manera más profunda y personal (2 Pedro 1:5-8).

No deberíamos querer aprender más de Dios, tan sólo por tener más conocimiento; el propósito mayor es llegar a ser personas que crezcan y estén centradas en Dios, que muestren amor a quien lo necesite y sean productivas en su fe.

  1. Crecer en Cristo, nos impulsa también para servir a otros.
  2. El conocimiento siempre debe conducir a la sabiduría, ya que como un fin en sí mismo es peligroso.

HG/MD

“Y por esto mismo, poniendo todo empeño, añadan a su fe, virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, perseverancia, a la perseverancia, devoción; a la devoción, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor”  (2 Pedro 1:5-7)